Siete días Marbella - Periódico digital

La gente no entiende por lo que está pasando el presidente del Gobierno porque nunca han sentido el peso del poder, pero los que lo hemos vivido sabemos que es perfectamente comprensible lo de tomarse unos días para reflexionar sobre lo que es importante.

Aunque mi buen amigo Johnny Rambo crea que lo peor fue lo de Vietnam y que los “charlies” están por todas partes, se equivoca. Son las cucarachas las que están por todas partes y soy yo el que ha presentado batallas contra ellas en estos últimos días.

Pues como la gente ya no sabe leer y Koldo, Francina y Ábalos se me ha adelantado con lo de las mascarillas, he decidido dejar mi profesión de atormentado poeta ruso en el exilio y ahora me voy a hacer influencer.

Mal asunto, el otro día empecé a moquear y a toser y sospeché lo peor. Sobre todo cuando en el autobús le estornudé a un señor y vi esas cosas verdes que se movían solas por su cara. Entonces fue consciente de la fatalidad de mi destino.

Como ayer vi en la tele que era el Día Internacional del Abrazo, salí a la calle y, en cumplimiento de la legalidad vigente, me abalancé sobre la primera valkiria exuberante que me crucé dispuesto a cumplir con mi obligación ciudadana.

Soy consciente de que entre los que tienen mis años, ese grupo escaso pero poderoso de heterosexuales, solteros y con más de 60 años deseosos de encontrar a una buena mujer que les ponga un piso y un kiosco de chuches en la Alameda, hay muchos que no dominan ni el leguaje inclusivo y progresista, ni el de la corrección política. Tranquis, estoy aquí para ayudar.

Pues no he dicho nada antes por no molestar y porque nadie piense que no soy políticamente correcto, o peor, que no soy un gran demócrata, pero admito que a los Reyes Magos lo primero que les he pedido ha sido carbón. Sé que el carbón tiene muy mala prensa, pero es injusta.

Ya que hoy es Nochevieja, quiero pedirle al nuevo año varias cosas que siguen pendientes en mi cartera de deseos, y no es porque yo pida poco sino porque, como bien dijo un gran filósofo, “má vale de pedí que de robá”.